sábado, 12 de marzo de 2011

"Somos como la escuela de Barcelona"


Hoy visitamos la primera cocktelería de Barcelona (des del año 1933), el Boada's Cocktails. Son las tres de la tarde. Cuando entramos, nos atiende un camarero con traje y pajarita. Raúl, de 27 años, llega para cumplir su turno, por ahora de 3 a 5 de la tarde. Nos explica que es una buena hora para un cocktail aperitivo.
En su caso, empezó trabajando de camarero a los 16 años porque no quería seguir estudiando, y hasta que entró por la puerta de Boada's no le empezó a gustar la profesión. Ser barman no es lo mismo que ser camarero. Se necesita un conocimiento especifico, una técnica y renovarse continuamente. Estar al día de las nuevas tendencias. Ahora, hace ya cinco años que trabaja aquí, con unos años de lapsus para atender un negocio familiar hasta que volvió al local donde se sirvieron los primeros cocktails en Barcelona. En las paredes cuelgan escritos de Joan Miró, fotos y retratos de la dueña del local, noticias de hace años.
Por su parte, Raúl afirma que hay un "algo" que llena, en el mundo de los cocktails. Aunque sea un mundo servil, como es la hostelería (un viernes o sábado puede tener que hacer 10 horas de turno), la gente suele desconocer bastante el mundo de los cocktail, con lo cual se tiene que dejar aconsejar más. Se produce una comunicación obligatoria. Él, además de barman, es una mente creativa. Aunque llegó sin saber nada, todo lo aprendió a base de observar.
Por su localización, en pleno centro de Barcelona, el Boada's recibe gente de todos los puntos del planeta. Raúl conoce gente de Noruega, Francia, Italia... hay mucho "guiri", gente que entra por curiosidad, aunque el Boada's tiene un nombre por ser la primera cocktelería de Barcelona. En su trabajo, él es autocrítico. "Tiene que gustarte mucho". Hace falta mucha psicología para tratar con los clientes, y a veces es difícil morderse la lengua.
A él le ofrecieron trabajar en Tel-Aviv por 3000 euros al mes, aunque de momento sigue tras la barra donde dice tener bastante libertad. Aun así, desea irse a trabajar fuera de Barcelona. Es una ciudad bonita, tiene de todo, pero su trabajo está mejor remunerado en otros lugares. Nos despedimos de este pequeño local aunque lleno de historias a la vez que Raúl se quita el traje para volver al trabajo a las nueve de la noche.

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