lunes, 7 de marzo de 2011

"No todo es escuchar. También hay que hablar"


Al entrar al bar de Bernardo lo que choca es ese cuadro con la camiseta de la Real Sociedad firmada por los jugadores. Está enmarcada y ocupa un buen lugar en el establecimiento. Al empezar la entrevista nos queda claro el por qué un dueño de un bar de Mercabarna tiene la indumentaria de este modesto -pero emblemático- equipo de la Primera División. Bernardo nació hace 39 años en San Sebastián y desde los siete vive en Barcelona.



La camiseta, algún que otro escudo y Teledeporte sintonizada en las pantallas del bar. Bernardo, exfutbolista, sigue muy ligado al deporte. Es curioso las vueltas que puede llegar a dar la vida, ya que habiendo llegado a jugar en los alevines del Barça y a militar en el Torrejón de Segunda División B, a las puertas de los 40 se encuentra regentando un bar desde hace dos años. 14 años lleva ligado a la hostelería, nos recalca. Estudió hostelería -aunque afirma que le hubiera encantado hacer periodismo deportivo- y desde entonces no ha parado de trabajar en este mundo.

Dice que le gusta Barcelona, pero por sus palabras se deja entrever cierta nostalgia de San Sebastián. “Me escapo a San Sebastián cuando puedo, sobretodo si hay semana grande”, afirma. El concepto de tapas, tan arraigado en el País Vasco, no es viable aquí en Mercabarna, nos comenta: “la gente viene a comer plato, no es posible comer de tapas cada día aquí”.

Persona habladora y con iniciativa, Bernardo valora ante todo el trato con la gente y su papel, como camarero, de amigo y confidente. “Son más amigos que clientes. Eso es lo bueno”. Destaca la soledad en la que viven algunas personas, que bajan a su bar para tomarse el café mientras hablan con su camarero. ”Aprendes a ser psicólogo con la gente, escuchas de todo”, aunque “no todo es escuchar, también hay que hablar”. Y es que todo se basa en la escucha activa, el escuchar y proponer, hablar, hacer que tu interlocutor se desahogue.

“Ante todo, se te ha de dar bien el trato con la gente. Si no, mal”. Y es esta la gran gratificación de un trabajo como este, duro y sacrificado, aunque fácil para Bernardo: “cualquiera lo puede hacer. No es un trabajo complicado, sobretodo hay que tener memoria”. Pero Bernardo es una persona realista al fin y al cabo: “si me tocara una cantidad con la que pudiera vivir el resto de mi vida, dejaría de trabajar. Yo no me levanto a las cuatro de la mañana por gusto”.

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