
Al entrar al bar de Bernardo lo que choca es ese cuadro con la camiseta de la Real Sociedad firmada por los jugadores. Está enmarcada y ocupa un buen lugar en el establecimiento. Al empezar la entrevista nos queda claro el por qué un dueño de un bar de Mercabarna tiene la indumentaria de este modesto -pero emblemático- equipo de la Primera División. Bernardo nació hace 39 años en San Sebastián y desde los siete vive en Barcelona.
La camiseta, algún que otro escudo y Teledeporte sintonizada en las pantallas del bar. Bernardo, exfutbolista, sigue muy ligado al deporte. Es curioso las vueltas que puede llegar a dar la vida, ya que habiendo llegado a jugar en los alevines del Barça y a militar en el Torrejón de Segunda División B, a las puertas de los 40 se encuentra regentando un bar desde hace dos años. 14 años lleva ligado a la hostelería, nos recalca. Estudió hostelería -aunque afirma que le hubiera encantado hacer periodismo deportivo- y desde entonces no ha parado de trabajar en este mundo.
Dice que le gusta Barcelona, pero por sus palabras se deja entrever cierta nostalgia de San Sebastián. “Me escapo a San Sebastián cuando puedo, sobretodo si hay semana grande”, afirma. El concepto de tapas, tan arraigado en el País Vasco, no es viable aquí en Mercabarna, nos comenta: “la gente viene a comer plato, no es posible comer de tapas cada día aquí”.
Persona habladora y con iniciativa, Bernardo valora ante todo el trato con la gente y su papel, como camarero, de amigo y confidente. “Son más amigos que clientes. Eso es lo bueno”. Destaca la soledad en la que viven algunas personas, que bajan a su bar para tomarse el café mientras hablan con su camarero. ”Aprendes a ser psicólogo con la gente, escuchas de todo”, aunque “no todo es escuchar, también hay que hablar”. Y es que todo se basa en la escucha activa, el escuchar y proponer, hablar, hacer que tu interlocutor se desahogue.
“Ante todo, se te ha de dar bien el trato con la gente. Si no, mal”. Y es esta la gran gratificación de un trabajo como este, duro y sacrificado, aunque fácil para Bernardo: “cualquiera lo puede hacer. No es un trabajo complicado, sobretodo hay que tener memoria”. Pero Bernardo es una persona realista al fin y al cabo: “si me tocara una cantidad con la que pudiera vivir el resto de mi vida, dejaría de trabajar. Yo no me levanto a las cuatro de la mañana por gusto”.
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